martes, 9 de febrero de 2010

Adelante

Desde el comienzo del camino, se divisaba el horizonte, cargado de azul en el cielo, y sembrado de llanura en lo que abarcaba la vista. Sin arboles que impidiesen ver el bosque, sin nubes que tapasen el cielo, sin nada que perturbase el horizonte.
Comenzó a caminar, en cada uno de los latidos que su corazón le regalaba, y sentia a cada paso que el camino se iba haciendo a sus pies, volvía la vista y divisaba la lejanía de lo que ya no iba a volver, y se afianzaba en la dirección que había tomado.
El viento le acariciaba el rostro, se sentía bien al volver a sentirlo, y arrugaba las comisuras de los ojos dibujando las arrugas que los delimitaban.
En su interior, plácidamente, la respiración se acompasaba a sus pasos y a sus latidos, y formaban una simbiosis rítmica que le hacia sentir de nuevo en la vida.
El sonido de las huellas que sus pisadas dejaban, también era armónico con sus latidos y con su respiración, y volvía a sentirse pleno.
Tímidamente una sonrisa comenzó a dibujarse en su cara, y paulatinamente se transformó en algo mas hermoso que un simple gesto.
Se tornó en una señal que le acompañaria en cada una de sus pisadas, en cada uno de sus latidos, en cada bocanada de aire que respiraba.
"En algo que le ayudaria a vivir."