A veces por la calle nos cruzamos con personas a las que se les denominan "discapacitados". Y, no seamos hipocritas. En la mayoria de los casos, nuestras reacciones suelen se de pena, (pobrecitos), de compasion, de incomodidad, y por que no decirlo, de rechazo.
Muy pocas veces nos dirigimos a ellos como al resto de quien denominamos "normales". Hablandole con normalidad, actuando con normalidad, y dejandoles que actuen con normalidad.
Muy pocas veces somos capaces de no forzarnos para mirar hacia otro lado, y aunque no se cual es el motivo, hay algo que nos obliga a mirarlos, en la mayoria de las ocasiones, de soslayo. Como disimulando para que no vean que les estamos mirando, y pensando que en su "discapacidad", no se dan cuenta de esa mirada.
En mi última entrada hablaba de un regalo.
Lo describia en su envoltorio, con su papelito, con su lazo, pero no sabia si me iba a gustar o no, aunque, escribia, que intuia que iba a ser de mi agrado.
Ya he abierto ese regalo.
Ya he roto el papel que lo envolvia.
Ya he abierto la caja y estoy disfrutando de lo que contiene.
Ese regalo consiste en lo siguiente.
Durante este mes de julio, me han ofrecido un voluntariado apoyando a un grupo de personas politicamente denominadas "discapacitadas" , por las mañanas, de 9 a 14 en actividades deportivas, ludicas, psicomotoras, piscina, excursiones, etc. y en el momento en que recibí la llamada que me lo ofrecia, me emocioné al saber que podia hacer algo que seria un bien social, y al mismo tiempo, intuia que me iba a enriquecer como persona.
Hoy es mi segundo dia en esta actividad, y al llegar por la mañana al centro, Estefania, me ha cogido de la mano, y con sus piernecitas endebles me ha llevado hasta la zona del pabellón donde se encuentra esa porteria de color rojo. Ese color que le gusta tanto, para enseñarmelo. Ese era su regalo para mí, para una persona que conoce de un dia y con quien no ha podido cruzar ni una palabra, ya que no puede hablar con su boquita. Pero puede hablar con sus ojos, con sus manos, con sus movimientos convulsos, con su sonrisa, y esa comunicacion es mas intensa que las palabras.
Despues de Estefania, ha llegado Ivan, al que le he conseguido sacar un buenos dias que me han sabido a triunfo.
Tambien ha aparecido Lorena, que cada vez que lanzaba un balon a la canasta, llenaba el espacio de risa cuando oia mis manos aplaudir.
Y tambien, Raul, y Manolo, y Ana, y Antonio, y David, que dice que soy muy feo, y Maria, y Jesus, y Jose Antonio, que no ha parado de desatarme las cordoneras de las zapatillas, y Lola, con la que he compartido un café y un cigarillo de los que siempre se recuerdan, con palabras , muchas palabras por mi parte, y miradas, muchas miradas por la suya...
...y así continuo disfrutando de mi regalo. Viendo las cosas de una manera diferente, y reafirmandome en algo que tenia casi claro. Todos somos distintos, pero ninguno es mas distinto que otro. Como me decia ayer uno de mis niños. "¿Tu tambien eres diferente?" Claro que soy diferente, dije, si no , mira mi nariz ¿es igual que la tuya?, y mis orejas ¿son iguales que las tuyas?, y mis pies ¿son iguales que los tuyos?...seria aburridisimo si todos fuesemos iguales. Por eso somos diferentes...
Afortunadamente, creo que esa ha sido unas de las pocas veces en que he dado una respuesta convincente a una pregunta.