miércoles, 12 de octubre de 2011


Miraba al cielo. Pocas estrellas esa noche en el oeste, y de repente...un fogonazo; una estrella fugaz.

En su rostro una sonrisa, en su alma sosiego, en su corazon, un deseo...

"quiero morir mañana..."

sábado, 8 de octubre de 2011

En Ambar


Carmina era un espectro, en el rubicón de su juventud. Deambulaba por las esferas, desesperada, con la mirada planeando sobre el páramo de su inconsciencia, en espera de una respuesta. Su confusión la acompañaba, susurrando entre los pliegues de las cortinas y la tarde se tornaba purpura, con matices opiáceos.

Salia de vez en cuando, desnuda, con la mirada entregada a las pétreas oquedades; valiente, ensimismada en lo absurdo de su existir.

Y cuando la danza hacia de si un verbo, nada era comparable a su frescura. Verde entre la linea del azufre. Nacarada en la belleza de su limbo. Desde siempre, compartida por la esperanza de volver a entrar.

Y no entendía el porqué; No lo podía entender, porque quedaba en su frio entendimiento.

Vacía.

viernes, 26 de agosto de 2011

El lúgubre olor de cera quemada, acompañaba al sonido de las campanas.

No eran más de las cinco de la tarde, y la procesión pasaba por delante de la ventana abierta.

Se levanto de la silla, y dejo caer, al suelo lleno de ceniza, el pañuelo, al tiempo que se acercaba al alfeizar nacarado.

Podía oír los pasos, que arrancaban compases tediosos sobre el silencio de la calle.

El polvo de la sala chisporroteaba en el aire transformándose en miles de diminutas estrellas entre los rayos de luz , mientras que una leve corriente de aire mecía las telarañas que colgaban de la lámpara.

Debajo de la piel del dorso de sus huesudas manos sembradas de manchas marrones, se tejía una maraña de venas entrelazadas que dispersaban la entereza de la poca vida que le quedaba.

Dio tres pasos; solo tres hasta poder ver los sombreros negros que flanqueaban la comitiva, acercándose al umbral de su puerta entreabierta, y al chirriar de los goznes le recorrió la espalda un escalofrío al tiempo que se erizaba el vello de su nuca.

Retrocedió hasta el sillón, y al apoyar torpemente su mano en el respaldo, fijó sus ojos en la entrada.

El miedo la bloqueaba y no fue consciente de su angustia hasta que los peldaños de la escalera de madera dejaron de crujir.

Se tapo la boca para ahogar un grito, al oír como la puerta se abría lentamente, dejando ver tras de sí el primer macabro rostro.

miércoles, 13 de julio de 2011


¿Y si al sentarnos y mirar al cielo, los pensamientos que llegasen fuesen estigmas del pasado y estrellas derrotadas...?

Eso cavilaba entre las ramas del jazminero, en una noche de verano mientras la luna llena complementaba la luz de la pantalla sobre el teclado.

Sin otra pretensión que la de que las palabras volviesen agruparse para conspirar un texto que valiese la pena leer; peor aún. Vacio de de espirales creativas para plasmar coherentemente lo qur se amontonaba en su cabeza.

Y esperó impacientemente a que llegasen, pero seguian haciendole el vacio. Le dejaban de lado en su desesperación haciendo que su angustia fuese en aumento.
Otro cigarrillo, otra calada, otra mirada al cielo azulado, otro guiño al ojo brillante que le miraba desde arriba; intentando sacar algo que no le hiciera sentir que ya no habia nada.

Pero no.

Tenia el convencimiento de que Las Musas Habian Muerto.

domingo, 27 de marzo de 2011

Hasta siempre.

Pienso que nos intoxicamos diariamente de todo lo que nos rodea.
En muy pocas palabras somos capaces de encontrar retazos de dialogos cerrados en banda. Primigenio hasta el final, pero sin dejar de ser complicado se autoabastece de lo que sale de nuestras bocas, de nuestros pechos, de nuestras manos, hasta que se convierte en lo que desde tanto tiempo hemos temido; se convierte en el devenir de los dias, y estamos convencidos de que no hay otra salida.
Hemos llegado a interiorizar de tal manera la irrealidad, que la hemos convertido en un bucle existencial, y aunque no sea real, no podemos salir de ella.

Incautos caducos.

martes, 22 de febrero de 2011


Sonoridad carente de sentido, es empezar a discernir el gris de la opacidad.
Y los dias vienen y van, y dentro de cada segundo hay un mundo escondido que espera a ser descubierto.
Abriendo y cerrando, abriendo y cerrando; uno tras otro.