jueves, 15 de enero de 2009

"El conflicto interno del Pequeño Murcianico"

..El Pequeño Murcianico estaba emocionado...
Por fin había llegado el momento.
Lentamente, a conciencia, despacio pero firmemente, sujetaba entre sus dedos el lápiz con el que escribía la lista de regalos que le pediría a Papa Noel estas navidades.
Estrenaba escritura, y lo hacia pensando en no cometer ningún error. "LABORATORIO DE BEN10, NABE DE LOS LITELEISTEIN, EL COCHE DE MICIMAUS,LA PLEI DE CONFUPANDA..."Faltaban aun varios días para navidad(no sabia exactamente cuantos, pero para el Pequeño Murcianico serian eternos) y sabia que la carta que escribiría, llegaría al polo norte, la recibirían los ayudantes, se la entregarían a Papa Noel, y el viejo de barba blanca le ordenaría a uno de sus elfos que le trajese el libro del día a día del Pequeño Murcianico para ver como se había portado. Ese libro era importantísimo, ya que en él, se anotaban todos los días las noticias que traían los pajaritos de Papa Noel que observaban a todos los niños. Cuando se acercaba la navidad, al recibir las cartas, el viejo de barba blanca comprobaba si los niños eran merecedores de los regalos que pedían, y en base a lo que se había escrito en los libros, le llevarían mas regalos o menos.
Volviendo al caso que nos ocupa (no me quiero ir por los cerros de Zújar), el Pequeño Murcianico, terminó de escribir, con su recién estrenada letra, la lista de regalos, y se la entregó a sus padres para que se la mandasen a Papa Noel (los mayores se encargan de esas cosas). No quedaba mas que esperar.... y esperó...espero...hasta que llegó el día de Nochebuena.
Esa noche era especial. Durmió en casa de sus abuelos, esperando a que llegase la mañana para ver si su esfuerzo de todo el año por portarse bien, tenia su recompensa. (Lo de dormir no es en sentido literal, mas bien diría vigiló toda la noche, por si oía algún ruido fuera de lo normal) Y como suele pasar en estos casos, justo cuando te duermes, en el mejor momento de sueño..te despiertan. ¡¡Arriba, despierta, el árbol de navidad está lleno de regalos, vamos, vamos, a ver que ha dejado!!
El Pequeño Murcianico salta de la cama y corre hacia el árbol. A sus pies, una caja envuelta con papel de colores hace que su corazón quiera escapar de su pecho. Mira a su padre y le dice "¡¡seguro que es el Laboratorio de Ben10!!" Acto seguido, se lanza sobre la caja y arranca el papel que la envuelve... Una mezcla de tristeza y emoción recorre su cuerpecito. No es el laboratorio que esperaba, pero tampoco está mal, es una "Aspiradora de bichos".
De pronto, suena el teléfono. Era la Tía del Pequeño Murcianico, diciéndole que debajo de su árbol, también había un regalo para él. Mira de nuevo a su padre, y le dice "seguro que está ahí", y corre a ver si el ansiado laboratorio está debajo del segundo árbol... ¡¡Un casco de bici!! ¿Para qué, si no tengo bici?, se pregunta el Pequeño Murcianico. Entonces, su madre le dice "Vamos a casa,a ver si ha dejado algo debajo de nuestro árbol". Dicho y hecho. Como un rayo entra a su casa, esperando encontrar el Laboratorio, pero en lugar de eso se encuentra con una reluciente y roja bicicleta. "No es lo que esperaba, pero me gusta", piensa el Pequeño Murcianico.
Un poco después, suena el teléfono de nuevo, y una voz al otro lado dice "soy el vecino, en mi árbol hay un regalo con una nota para El Pequeño Murcianico"...¡¡¡Vaamooosssss!!! seguro que está, seguro que es el laboratorio!!!, piensa ,pero tampoco.
El Pequeño Murcianico se sentía un poco confuso. ¿Que había pasado?, ¿Como es que lo que había puesto en la carta no era lo que Papa Noel le había dejado?. Algo ha fallado. Pero ¿como? con la organización de Papa Noel, nada puede fallar, y él tenia claro que se había portado bien todo el año, se había esforzado, y mucho en ello. La prueba estaba en la cantidad de regalos que había recibido, pero el laboratorio.....
La respuesta no tardó en llegar.
La carta que tan cuidadosamente y con tanto esmero, y esfuerzo escribió, no iba dirigida a Papa Noel, si no a los Reyes Magos, que cumplieron con su misión.
Cuando vió a los Tres Reyes entrar en casa de sus abuelos, creyo que eran una aparición, pero no, era real. Melchor Gaspar y Baltasar en persona y acompañados de su correspondiente sequito, majestuosamente, se acercaron al Pequeño Murcianico y le entregaron una caja, de nuevo envuelta en papel de colores. El Pequeño Murcianico los miró con un retazo de desconfianza, mezclada con confusión y admiración (y quizá tambien un poco de miedo) y sin perder un segundo, de nuevo, arrancó el papel que la envolvia y....
...Ahí estaba. Al fin su deseo se habia cumplido.
Los Reyes y su séquito aprovecharon para tomarse una cerveza con los padres del Pequeño Murcianico. Todos, menos la conductora de los camellos, por que tenia que estar bién despejada para no equivocarse de casa en el gran recorrido que les quedaba por hacer.
Les esperaba una larga noche a todos, al Pequeño Murcianico, tambien.
Para muestra un botón, os adjunto copia de la susodicha carta de la discordia, remitida por Sus Majestades de oriente para cualquier aclaración al respecto.
Como decía una señora mayor "Lo que no se llevan los ladrones, aparece por los rincones".
Hasta pronto.

(En otra ocasión contaré lo de la cerveza con sus majestades. Muy majos ellos).



1 comentario:

Dyhego dijo...

Conocer los detalles de la conversación de los Reyes con una birra en la mano, eso tiene que ser un notición que no me quiero perder...
En cuanto a las cartas infantiles, ¿qué decir? Ver el afán que ponen por escribir, la credulidad, la inocencia, sus caritas tan tiernas cuando ven los regalos. Es algo que restaña todas las heridas que te causan los hijos con los mil problemas que te causan cada día.
Pero siempre me pregunto: ¿los Reyes tienen que traer todo lo que se les pide? ¿Una cosa nada más? ¿lo que ellos consideren conveniente para cada niño? ¿lo que buenamente puedan porque hay muchos más niños?
Y finalmente, siempre he considerado que el fin de la niñez se produce en el mismo momento en que los Reyes Magos se convierten en Reyes Majos.
Un saludo a los Churricos, de un murcianón.
Diego