martes, 17 de marzo de 2009

¿Liquidez?



El hombre levanto los brazos para abrir la puerta del altillo de la cocina y notó como una gota resbalaba desde su muñeca a través del interior de su antebrazo. Hacia calor y no lo tuvo en cuenta. La gota se paró en el codo unos segundos y siguió descendiendo por el interior del brazo hacia la axila.
Asió el bote de café y puso dos cucharadas en la taza.
De pronto se percató de que algo resbalaba desde su axila por su costado. Posó la mano izquierda y sintió la humedad en las yemas de sus dedos.
Abrió la palma de la mano delante de su cara y observo como las gotas resbalaban por las falanges hacia la palma, y de nuevo la muñeca, el antebrazo y el codo...y desde ahí, al suelo de la cocina.
Cada vez mas gotas, y mas, que rápidamente aumentaban de tamaño. Ya no solamente resbalaban por los brazos. También empezó a gotear en el pecho, y en los contramuslos, y cada vez mas, las gotas se iban convirtiendo en finos hilos que serpenteaban por su piel. En el suelo, la mancha era cada vez mas grande, y mas, y cuando volvió a mirarse la mano izquierda, esta ya no tenia dedos, seguía chorreando, cada vez mas, se deshacían la palma, la muñeca, miró a su mano derecha y ya no estaba, lo que en un principio eran finos hilos líquidos, ahora ya era una masa licuada que chorreaba al suelo de la cocina. Miró hacia lo que hasta hacía unos instantes era su abdomen y solo pudo ver el fluir de su cuerpo que se derretía, la cabeza se escoró hacia un lado, demasiado pesada para lo que le quedaba de cuello, y cayó al suelo. Desde allí, vio como el resto del cuerpo se seguía licuando, cada vez mas rápido, el pecho, su abdomen, sus caderas, los muslos, las rodillas, hasta los tobillos y los pies. Ya era imparable, ya no podía hacer nada.
Desde el suelo, los dos globos oculares vieron como se abría la puerta de la cocina, y la asistenta entraba con la fregona y el cubo en la mano.

5 comentarios:

una pez payaso dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Granito dijo...

- No tengo liquidez - dijo ante el director de la sucursal, mientras se transformaba.

- No doy crédito- exclamó (y repitió) el director.

La asistenta entró de nuevo, empezaba a cansarse ya...

churricos dijo...

Amiga de los arrecifes. Una vez mas no te has equivocado. Debe de ser una situación, cuanto menos para hecharse a reir, saber que se va a terminar en el cubo de la fregona... Pero bueno, no sabemos lo que hizo la asistenta...

Granito, no puedo evitar reirme cuando reeleo tu comentario. Es de lo mas divertido que he visto en muchisimo tiempo. Necesitaba reirme desde mi fondo, y hoy, gracias a tí lo he conseguido... Vamos a tener que darle un poco mas de protagonismo a esta asistenta!!, está cogiendo cuerpo en la historia

Dyhego dijo...

La hostia divina, Churricos, siento ir de nuevo contracorriente, pero la historia me ha parecido angustiosa.
Eso sí, literariamente es una perfección de cuento.
Menos mal que Granito le ha quitado dramatismo con su agudeza.
Como pececita mira con visión de pez, la realidad que ella capta es distinta (ni mejor ni peor) a la humana.
Un saludo.

Anónimo dijo...

Me ha recordado a Amelie (la película) cuando la protagonista se convierte en sus propias lágrimas y se desparrama por el suelo.
Yo si le veo su punto gracioso y más ahora que empieza el calorcito, a más de uno le pasará eso de verdad.

Saludos!