jueves, 16 de abril de 2009

Con el permiso de J.I.L.


Me tumbé en el suelo sólo para oir crecer la hierba
y hasta mí vinieron todos los sonidos de la tierra.
Escuché a los insectos en sus mil rituales
y las plegarias que cayeron del cielo ¡Quién sabe!
si haciendo espirales...
La noche que la luna salió tarde.

Me tumbé en el suelo sólo para oir crecer la hierba
esperando un sueño que como un enjambre me envolviera
y que me hiciera oir las rimas de antiguos romances
pero sólo oí llorar a los que fueron amantes
un sólo instante...
La noche que la luna salió tarde.


Me tumbé en el suelo sólo para oir crecer la hierba
y escuché más cosas, muchas más de las que yo quisiera:
El sonido de tus lágrimas al derramarse
el eco de tus pasos al alejarte
y el tiempo pararse...
la noche que la luna salió tarde.

5 comentarios:

una pez payaso dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Dyhego dijo...

Como dice Sabina: "algunas veces suelo recostar mi cabeza en el hombro de la luna..."
salu2

churricos dijo...

Amiga de los arrecifes. Es un gran poeta, y músico este J.I.L. Me alegro de que te haya gustado, y sigue disfrutando del presente.

Dyhego... y me habla de esa amante inoportuna, que se llama soledad.

Saldos.

una pez payaso dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Granito dijo...

Si te fijas la luna muta su rostro cada noche, parece que mirara secretamente de mil formas haciendonos creer que los que no cambiamos somos nosotros.

"más raro fue aquel verano
que no paró de nevar..."