miércoles, 18 de septiembre de 2013

SWEETEST MELODY

Cuando se dió cuenta de que la noche habia terminado, era ya demasiado tarde para rectificar. Metió la mano en el bolsillo del forro de su chaqueta, sacó un paquete de cigarrillos, y prendió una llama que iluminó su rostro.
La luz amarillenta hizo ver las arrugas de sus ojos, al tiempo que un hilo de humo ascendia por su mejilla recordandole lo que hacia unas horas le habia parecido dificil de conseguir.
En el suelo, a pocos centimetros de sus zapatos llenos de barro, los testigos mudos le gritaban implacablemente su nombre, recordandole el punto de no retorno en el que se encontraba.

¿Cuanto tiempo habia permanecido ahí?
¿Cuantos ojos habian presenciado esa osadia?
¿Cuantas velas habia apagado antes de soltar el lastre...?

...no era capaz de percibir el olor de la escarcha acumulada en las ramas de los arbustos que le rodeaban, haciendo la estancia angosta y esteril.

Acababa de despojarse de su rabia, de su miedo, de su mascara diaria y habia comenzado a sentirse pleno cuando, a lo lejos, escuchó el sonido de unas sirenas.

Al volver el rostro y ser consciente de su realidad tiró el cigarrillo al suelo, pisándolo con sus zapatos llenos de barro, y comenzó a caminar.

1 comentario:

Dyhego dijo...

Eso es bueno, caminar, soltar lastre y avanzar.
Salu2.