
Donde nos llevó la imaginación,
donde con los ojos cerrados
se divisan infinitos campos.
donde se creó la primera luz
junto a la semilla de cielo azul
volveré a ese lugar donde nací.
De sol, espiga y deseo
son sus manos en mi pelo,
de nieve, huracán y abismos,
el sitio de mi recreo.
Viento que a su murmullo parece hablar
mueve el mundo con gracia, la ves bailar
y con él, el escenario de mi hogar.
Mar, bandeja de plata, mar infernal
es su temperamento natural,
poco o nada cuesta ser uno más.
De sol, espiga y deseo
son sus manos en mi pelo,
de nieve, huracán y abismos,
el sitio de mi recreo.
Silencio, brisa y cordura
dan aliento a mi locura,
hay nieve, hay fuego, hay deseo,
ahí donde me recreo.
...hasta siempre, Antonio.
7 comentarios:
No sé de qué va esto. ¿Una aclaración?
Merci
Dyhego, hoy ha fallecido Antonio Vega, uno de los últimos genios
Me suena el nombre, pero no estoy muy puesto yo. Lo siento.
Y gracia, naíre.
Tengo un amigo.
Un amigo de los de verdad, de los del pueblo cuando eramos chavales y jugabamos con arcos y flechas en los huertos, cuando escuchabamos a "U2" y a "Psichedelic Furs" en cintas de cassete en nuestros dormitorios, cuando nos montabamos en la vespa y bajabamos a los baños. Ese amigo, ha ido creciendo a mi par, y hemos tenido , casi experiencias paralelas en la vida. Nos fuimos los dos casi al mismo tiempo del pueblo a buscarnos la vida, a ciudades distintas, pero seguimos en contacto. Yo iba a donde él vivia (y vive), y él bajaba a donde vivia yo.
Este amigo, me contaba una anecdota, hace de esto ya unos cuantos años, cuando acostumbraba a salir para tomar unos mojitos en el "Coscorron", o moverse con estilo en el "Puerta de Hierro".
Me decia que, una noche, ya bastante tarde, de vuelta a la zona alta del barrio antiguo de Alicante, donde tenia aparcado su coche, por una calle estrecha y solitaria, vió que se acercaba hacia él, por el mismo lado de la calle en que andaba, un tipo enjuto, desarhapado, con las manos en los bolsillos, y la cabeza gacha, los hombros elevados, sin dejarle ver el cuello y pasos lentos, y pesarosos. Cuando le vió, sintió algo de miedo, pero tuvo valor, y siguió en ese lado de la calle. A medida que avanzaba el personaje, mi amigo se sentia cada vez mas incomodo, temia que le sacara una navaja, o que le pidiese algo de dinero, o, simplemente, a tener que pasa por un trance desagradable. Cuando estaba solo a unos pasos de el personaje, se planteó seriamente el cruzar al otro lado de la calle, pero le hechó valor y continuó en su sitio, hasta que se cruzaron. Y pudo ver en la cara de ese tipo, desvalido, enjuto, solitario, decadente, harapiento, un gesto de verguenza... Seguramente, porque mi amigo le habia reconocido.
Un saludo a todos desde tierra firme
La imaginación es libre.
Un saludo, Churricos.
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