martes, 9 de junio de 2009

Plagio


Llegó...

con su espada de madera, y zapatos de payaso a comerse la ciudad.

Compró suerte en Doña Manolita, y al pasar por la Cibeles quiso sacarla a bailar un vals.

Como dos enamorados...

y dormirse acurrucado...

a la sombra de un león.

¿Que tal...?

estoy sola y sin marido. Gracias por haber venido a abrigarme el corazón.


Ayer...

a la hora de la cena. Descubrieron que faltaba el interno veintiseis.
Quizá., disfrazado de enfermero se escapó de Cienpozuelos con su capirote de papel.
A su estatua preferida, un anillo de pedida le mangó en El Corte Ingles.

Con él, en el dedo al dia siguiente, ví a la novia del agente que le vino a detener.



Cayó...

Como un pájaro del árbol, cuando sus labios de mármol le obligaron a soltar.


Quedó...

Un taxista que pasaba...

mudo al ver como empezaba...

la Cibeles a llorar.


Y chocó contra el Banco Central.


(Si el autor de este texto quiere que desaparezca de este blog, que me lo haga saber antes de denunciarme. Reconozco que no es mio, pero no he podido reprimir la necesidad de publicarlo)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Una lágrima recorre el rubor de mi mejilla al leer este texto. Qué recuerdos de estrellas y luces, de sombras y lunas, de culpas y de perdones.
Gracias