miércoles, 3 de junio de 2009

Punto sin retorno.




Bajo sus pies, a escasos centímetros, la inmensidad del vacio.
El viento frio de la montaña azotaba su cara con rabia, haciéndole daño.
Provocando dolor en sus mejillas enrojecidas por la gelidez que llevaba consigo.
La cabeza levantada, pensando en el momento que sentía ya, tan cercano.
Bajo sus párpados no había oscuridad.
Traslucían los rayos del sol a través de las finas capas de piel que cubrían sus ojos dejando entrar tonos amarillentos que irritaban sus pupilas.
El viaje había sido extenuante, pero sabia que no había vuelta atrás.
Días, semanas, meses, años con esa idea rondándole.
Sin abandonarle ni un momento.
Sabiendo que al final, tenia que llegar allí.
Donde se encontraba.
Al momento definitivo.
Con una sola salida.
Sin otra opción.
Sin otra alternativa.
Con la inseguridad y la incertidumbre de no saber lo que pasaría después.
Abrió los ojos, poco a poco y lentamente miró hacia abajo.
Una bocanada de vértigo le invadió, haciéndole dudar por un instante.
Un instante que se hizo eterno.
¿Lo tenia claro?, ¿Había tomado la decisión acertada?.
No iba a dudar de nuevo.
Ya había dudado basante para decidirse a dar ese paso, y ahora no se iba a echar atrás.
Lentamente fue tomando consciencia de todo lo que veía a sus pies.
Los meandros de los ríos serpenteando, las copas de los arboles meciendose, y ese viento; ese viento gélido que le volvía a erizar la piel.
En su pecho, el corazón se agitaba con tal convulsión, que daba la sensación de haberse mimetizado con el resto de sus órganos.
Todo su cuerpo se asemejaba a un gran corazón, latiendo compulsivamente, a sabiendas de que lo que estaba a punto de suceder.
Sin poder contener ese miedo que le atenazaba.
Que comprimia su respiración obligandole a forzar al aire para entrar en sus pulmones.

Respiró hondo.

Lo mas profundo que pudo, y dio tres pasos atrás.

...uno...

...dos...

...y...

...tres.

Entonces, primero echó su cuerpo hacia atrás para tomar impulso, y después, de nuevo los tres pasos.
Pero ahora hacia delante.
Enérgicos.
Decididos.
Con valentía.
Sus brazos acompasados le ayudaron a tomar el máximo impulso posible...

Y saltó.

En su cabeza se amontonaban las imágenes. Dicen que justo antes de morir, tu vida pasa ante ti, como si fuese una película. Desde que eres un crió, hasta el momento en que te vas de este mundo. Y creía que seria así.

Pero no lo fue.

Sentía la velocidad en su caída, y veía como el paisaje cambiaba ante sus ojos.

La sensación de miedo se acrecentó hasta el punto que casi se desmaya, y entonces fue consciente de lo que tenia que hacer.

Y lo hizo.

Y después de ese momento...

...miró hacia arriba...

...tranquilo...

observando como las cuerdas del arnés se tensaban con la resistencia de la vela de su parapente.

7 comentarios:

maite mangas dijo...

Muy bueno Churricos, muy bueno. He pensado que se estampaba contra el suelo. ¡qué mal rato!.

Dyhego dijo...

¡Me has asustado de veras! Pensaba hasta el final que era una oda al suicidio...
No sé si me atrevería a hacer puentin. En Terra mítica sí me tiré en el chisme ese de la caída libre.
Un saludo y voy a tomarme ahora mismo una tila.

churricos dijo...

Maite, me alegro de que hayas pasado un "mal" rato con mi entrada. En cierto modo, esa era la intención.

Dyhego.
Lo bueno del los finales es que, a veces, se entiende el principio.
De oda al suicidio, nada de nada. Me aferro a la vida como una garrapata. Mas bien, si se puede llamar así, una oda a la adrenalina.

Gracias a los dos.

Antonio Aguilar dijo...

Me ha impresionado la foto. La naturaleza a veces ofrece más belleza de la que asimilamos, y a veces estos paisajes pasan desapercibidos, una imagen más de in powerpoint más. El relato hermoso. La vida, me parece, empieza a ser así, saltas... ya encontrarás el parapeto donde parar.

Granito dijo...

Muy bueno, y más aún cuando lo he leído de nuevo sabiendo el final y viendolo desde otra perspectiva, metáforica o no de la vida. Gracias, que buen ratillo he pasado.

una pez payaso dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
churricos dijo...

Antonio Aguilar.
Un placer leer tus palabras en este, mi modesto rincón. Podria decir otra cosa, pero me quedo con lo dicho.

Granito.
Como le he respondido a Maite, la intencion, no es otra que la de pasar un buen ratillo cuando escribo, y la de quien lo lea, tambien lo pase.

Amiga de los arrecifes.
No diria la verdad, si dijese que no me halaga tu comentario. Pero te he visto un pelín perezosa al conformarte con corroborar lo escrito por tu primo.Al final, me vas a hacer creer que de veras es pariente tuyo. Aunque tu respires por branquias, y él...
...Lo cierto es que no se si respira.

Gracias y un saludo a los tres.
Desde tierra firme